Durante la cumbre internacional de Sharm el-Sheikh, en Egipto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió al mundo al presentar un plan de paz integral para Gaza, en medio de la crisis humanitaria derivada de meses de enfrentamientos entre Israel y Hamás.
El proyecto propone un alto el fuego permanente, la apertura de corredores humanitarios supervisados por las Naciones Unidas y la creación de un fondo internacional para la reconstrucción del enclave palestino, devastado por la guerra. Además, propone el inicio de conversaciones para una solución de dos Estados, bajo la mediación estadounidense y con la participación de Egipto, Jordania y Arabia Saudita.
Trump aseguró que "la guerra ha terminado" y llamó a ambas partes a "negociar sin condiciones previas", subrayando que la prioridad ahora debe ser "reconstruir y garantizar una paz duradera en la región".
La propuesta ha recibido un apoyo cauteloso de la comunidad internacional. Si bien algunos gobiernos árabes la ven como una oportunidad para frenar la violencia, sectores y analistas europeos advierten que el éxito del plan dependerá de su viabilidad política y del compromiso real de las partes involucradas.
Por su parte, la ONU valoró los esfuerzos diplomáticos, pero insistió en que cualquier acuerdo debe garantizar los derechos y la autodeterminación del pueblo palestino, así como la seguridad de Israel.