La tormenta del acero: Colombia enfrenta importaciones baratas y un déficit de gas que amenaza su industria

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Industria del acero en jaque: importaciones desleales y déficit de gas amenazan la producción nacional.


Por: Diana Valentina Castro Murcia 

La industria siderúrgica colombiana atraviesa un momento crítico. El sector enfrenta una crisis estructural marcada por dos factores que amenazan su sostenibilidad: el ingreso masivo de acero importado en condiciones de competencia desigual y un déficit de gas natural proyectado para 2026 que podría disparar los costos operativos.


De acuerdo con la Cámara Colombiana de Productores de Acero de la ANDI, la llegada de acero proveniente de países con sobreproducción o subsidios estatales está afectando de manera directa la industria nacional. En julio de este año, el gremio alertó que esta situación pone en riesgo más de 50.000 empleos y ha reducido significativamente la capacidad de las empresas para competir en el mercado interno.


A la presión de las importaciones se suma la debilidad del sector de la construcción, uno de los principales demandantes de acero. Cifras del DANE indican que, durante el primer trimestre de 2025, la actividad constructora presentó una variación interanual de 3,5 %, impulsada por la caída del 7 % en edificaciones residenciales y no residenciales, y una reducción del 13,2 % en el área iniciada de vivienda frente al mismo periodo del año anterior.


Este retroceso ya se refleja en la producción nacional: la fabricación de acero cayó un 6 % en los primeros meses del año, mientras que la producción de alambrón uno de los productos más sensibles a los costos energéticos se contrajo en 17 %, según la ANDI.


La preocupación se intensifica con la advertencia de una posible escasez de gas natural a partir de 2026, recurso clave para los procesos industriales del sector.

De acuerdo con la Encuesta de Opinión Industrial Conjunta (EOIC), las empresas solo tienen garantizado el 51,9 % del gas que necesitarán para operar el próximo año. Las proyecciones del gremio estiman un déficit de hasta el 20 % para cubrir la demanda nacional y un posible aumento promedio del 50,8 % en los precios del suministro.


En escenarios más críticos, los contratos podrían pasar de los USD 10,1/MMBtu actuales a cerca de USD 22,3/MMBtu, lo que representaría un incremento del 121 % en los costos energéticos. Ecopetrol, por su parte, ha proyectado un faltante de cerca de 300 mil millones de BTU diarios para 2026, lo que confirma el panorama de estrechez energética.


Ante esta situación, el Gobierno Nacional evalúa alternativas como la importación de gas natural licuado (GNL) mediante unidades flotantes de regasificación (FSRU) o la reactivación de instalaciones en el complejo Ballena, con el fin de evitar que la crisis energética se traslade a la producción industrial y al empleo.


El panorama, advierten los empresarios, exige acciones urgentes de política industrial y energética para evitar que Colombia pase de ser productora de acero a depender del material importado, con consecuencias económicas y sociales profundas.

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