🧠 Mientras el mundo se detenía, China y Estados Unidos preparaban el dominio de la inteligencia artificial
Durante la pandemia, mientras el planeta se paralizaba con mascarillas y confinamientos, las dos potencias más grandes del mundo —China y Estados Unidos— avanzaban silenciosamente en la construcción de su infraestructura para dominar la inteligencia artificial.
En medio de la crisis sanitaria, ambos países aprovecharon la distracción global para levantar miles de centros de datos, fortalecer sus industrias de chips y establecer estrategias nacionales que les aseguraran control sobre la próxima gran revolución tecnológica.
Aunque el discurso público giraba en torno a la salud y la emergencia, en los sótanos y desiertos se construían fábricas, supercomputadoras y las nuevas reglas del juego digital.
En China, el gobierno utilizó el COVID-19 como argumento para impulsar su plan de “nueva infraestructura”, invirtiendo billones en redes 5G, chips de IA y mega centros de cómputo en regiones apartadas, con el respaldo de gigantes como Huawei, Alibaba y Tencent.
Mientras tanto, Estados Unidos respondió con fuerza: en 2020, Microsoft creó un supercomputador exclusivo para OpenAI; en 2021, el Congreso aprobó su primera ley nacional de inteligencia artificial; y en 2022, se firmó la CHIPS Act, con más de 50 mil millones de dólares destinados a fabricar semiconductores estratégicos. La pandemia sirvió como catalizador… pero también como camuflaje.
Todo esto ocurría mientras la mayoría del mundo se concentraba en sobrevivir, sin saber que el verdadero “reinicio” se estaba dando en el backend digital del planeta. El confinamiento global aceleró la dependencia de la nube, y esa dependencia exigía más poder de cómputo, más chips y más control.
Para 2022, cuando el mundo apenas comenzaba a respirar tras el COVID-19, ya estaba lista una nueva era: la del dominio algorítmico. Un poder entrenado en silencio, financiado con urgencia y construido sobre los escombros de la crisis.
