El barrio Ricaurte bulle de la ciudad de Ibague se vive a diario ruido y movimiento gracias a su actividad económica, las calles llenas de negocios, clientes, emprendedores, carros, motos, busetas y taxis, siendo esta una de las zonas más movidas al sur de la ciudad.
Entre el sin número de establecimientos que se encuentran en este punto, existen las panaderías, infaltables en cualquier municipio de Colombia.
No hay ser vivo al que no le guste el pan, siendo un alimento que sirve de acompañante para cualquier comida, y que viene en diferentes presentaciones. Si bien la panadería Morata del Ricaurte tiene muchos clientes entre grandes y pequeños, que sin falta van todos los días, hay uno en particular que se ha ganado el cariño no solo de los trabajadores del local, sino de los habitantes de la zona.
Se trata de un caballo color chocolate, que desde hace algún tiempo comenzó a frecuentar el negocio, llamado por el olor al pan recién horneado. Este amigo peludo se ha convertido en una atracción para los lugareños, extendiendo su fama a otros sectores de Ibagué. “Ya empieza a hacerse famoso”, dice un vecino del Ricaurte.
El paradero del dueño y como se llama es un misterio. Aunque en la calle se pregunte al uno y al otro a quien pertenece el animal, todos responden lo mismo: no se sabe.
Lo que si es seguro, es que un buen día el caballo chocolate apareció frente a la panadería, asomó su trompa llena de dientes y le hizo guiños a los trabajadores, que no tuvieron más remedio que regarle un pan, sin poderse resistir a la mirada inocente y risa contagiosa del animal. Desde ese momento se convirtió en una rutina.
Todos los días arriba a la puerta, entra la cabeza y espera a que alguien le pase su pan, ya sea del personal o un cliente. Apenas llega, ciudadanos curiosos lo rodean y miran con ternura como devora el alimento. Luego da la vuelta y se va, a veces acompañado de otro caballo de color blanco.
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