Así terminaron los dineros de campañas de la corrupción; EN CAMPAÑAS POLITICAS

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El retirado subgerente financiero del Hospital de Aipe, Edilberto Macías rompió su silencio. Aunque afirmó que no fue el ‘cerebro’ de la defraudación comenzó a prender el ventilador. Recursos de la salud terminaron apoyando a candidatos a varias alcaldías. ¿El alcalde sabía?

El ex subgerente del hospital San Carlos de Aipe, Edilberto Macías Villarraga, comenzó a prender el ventilador.  En una primera declaración admitió su responsabilidad en una sucesiva defraudación a la entidad, pero advirtió que  no fue el ‘cerebro’ de los malos manejos.

El exfuncionario, quien llevaba 13 años vinculado a la institución asistencial, confesó que parte de esos dineros se utilizaron  para financiar varias campañas políticas. En este caso, solo habló de apoyos financieros para las últimas campañas de alcaldes en Pitalito y Aipe.

“Soy el más interesado en que todo esto se aclare lo más pronto posible. Se me ha tildado como el ‘cerebro’ de todo esto, pero en realidad, yo solo recibía órdenes”, explicó serenamente al romper su silencio.

La declaración fue libre y espontánea, sin preguntas. En su primera versión oficial no dio detalles ni comprometió a otras personas, probablemente involucradas. La versión fue improvisada, frente a su abogado Wilmer Mirada. El gerente del centro  hospitalario de primer nivel, Jorge Alonso Charry, escuchó las acusaciones. Sin embargo, guardó silencio.

De entrada, Macías Villarraga, advirtió serios temores que lo obligaron a salir del Huila.

“Me he visto afectado notablemente. Por ello tuve que cambiar de residencia por seguridad. Ese es mi deseo que todo esto se aclare para que la justicia pueda actuar oportunamente”, anunció sin más comentarios.

 

Primeros enredos

En su criterio, los enredos comenzaron desde que llegó al cargo, en medio de una crisis financiera.

A finales de 2011 y 2012 los hospitales fueron catalogados por sus riesgos financieros. El hospital San Carlos fue declarado en riesgo bajo. El primero de abril de 2012 cuando se posesiona Jorge Alonso Charry Covaleda  dio la orden para sacarlo de cualquier riesgo.

“A mediados de junio el gerente se reúne conmigo y me manifiesta que para llegar a la gerencia él adquirió algunos compromisos con el alcalde, que tenía que colaborarle para poder cumplir con esos compromisos que él había adquirido”, recordó.

“Me dijo que si le colaboraba él se comprometía a mantenerme en el trabajo. Después me dijo que el Alcalde estaba pidiendo mi cargo, que estaba pidiendo mi cabeza, y que él se la estaba jugando y que tenía que seguir colaborándole, que el alcalde le estaba exigiendo algunos compromisos”, afirmó Macías Villarraga.

“Entonces comenzamos a generar algunos cheques. En esos cheques nunca, nunca se falsificaron las firmas. Los cheques los firmamos a conciencia tanto él, como yo. Y sin ningún soporte.

“Posteriormente, esos cheques se legalizaban con notas contables, igualmente, sin ningún soporte”, insistió.

“Cuando se giraban esos cheques, el gerente decía que era para cumplirle algunos compromisos al alcalde.

Macías Villarraga utilizaba indebidamente el aplicativo contable Sihos-web, modificaba la información contenida en cada uno de los registros contables y sin ningún soporte ordenaban giros de dineros públicos. Luego los camuflaban con notas contables.
Los movimientos irregulares, según lo confesó, se hacían de común acuerdo  con el Gerente, quien los firmaba con su puño y letra.

Dineros de la corrupción terminaron en las campañas políticas 8 9 febrero, 2021

Balances amañados

En su criterio, las anomalías comenzaron desde su llegada al cargo, en medio de una situación crítica, cuando los hospitales estaban en grave riesgo financiero.

“En noviembre de 2012 el gerente nos reúne con la contadora y nos dice que el hospital no puede quedar en riesgo porque tiene que mejorar la administración anterior. Efectivamente a partir de esa fecha el hospital no quedó en riesgo financiero”.

“No me explico- dijo- porque esos balances fueron ‘ajustados’ para dar esos resultados, quiere decir, que la contadora manipuló esa información para que los resultados dieran  los resultados que él nos exigía. Esos informes se presentaban presencialmente en la Secretaría de Salud Departamental”.

 

Plata para campañas

Macías admitió que dineros del hospital, destinados para asistencia pública, terminaron en las campañas políticas.

“En el último año de la administración de Jesús Ernesto Álvarez, el gerente me manifiesta que debíamos colaborarle para que ayudara a algunas campañas, entre ellas para la Alcaldía de Aipe como para la Alcaldía de Pitalito. Porque él necesitaba quedar de gerente en alguno de esos dos municipios, bien en Pitalito o continuar en Aipe, y para eso se necesitaban algunos recursos para ayudarle a esos candidatos”.

“Y fue así que ese año estaba Diana Rocío Medina, y se le solicitó que nos colaborara  para sacar esos cheques y que ella fuera y los cambiara”, apuntó.

“Eso hacía ella, le entregaba a él o me entregaba a mí la plata y yo se la devolvía a él para que cumpliera esos compromisos. El compromiso era que si iba para Pitalito nosotros nos íbamos a trabajar con él allá. O si quedaba en Aipe, nos sostenía por cuatro años más el trabajo”, afirmó Macías”.

Los compromisos

“El gerente me dice que para quedar en la gerencia asumió algunos compromisos y que para poderme sostener esos cuatro años tenía que seguirle colaborando. Y yo le seguí colaborando para que me sostuviera en el cargo.

“Más o menos en abril le dije que no quería seguir haciendo eso porque era muy riesgoso y que prefería renunciar”, recordó.

“Había una persona que suponía que lo sabía que era la contadora porque ella trabajaba los balances de tal forma para que esto que se estaba haciendo no se reflejara”, anotó.

“El gerente me dijo que no me preocupara por eso, que él se encargaba de todo eso.

Macías no mencionó nombres ni respondió interrogantes. Solo contó parte de su verdad, y se disculpó.

“En el caso del señor Héctor Fabián Díaz, me da pena y me disculpo porque por órdenes del señor gerente, aprovechamos su buena fe, porque al señor Héctor Fabián se le giraban bastantes cheques para pagos de servicios públicos cuando se tenían que pagar en efectivo, cuando se tenía que pagar la seguridad social en efectivo

Por eso es que en el proceso aparecen varios cheques cobrados por el señor Héctor Fabián, de los cuales, muchos eran para cumplir obligaciones del hospital. No sé por qué en su momento no se aclaró eso.

 

Apoyo a candidatos

“A mediados de octubre nos reunimos con el candidato a la Alcaldía de Pitalito; nos reunimos en el San Juan Plaza y efectivamente me dijo que era posible que el gerente quedara en Pitalito pero que luego ellos cuadraban los compromisos para dicho nombramiento”, aseguró Macías.

“Para ayudarle al candidato de Pitalito se compromete a entregarle unos ponchos para las ferias. Esos ponchos valían cerca de cuatro millones de pesos. Fueron comprados a la señora Sonia Celmira Escobar Tello como dotación para los ancianos del hospital”, afirmó. Macías se abstuvo de revelar el nombre del candidato laboyano.

Sin embargo Charry Covaleda se quedó con los crespos hechos, porque los candidatos que apoyaba, se quemaron.

“Desafortunadamente ambas candidaturas perdieron. En el caso de Aipe, ganó el candidato contrario a sus preferencias, pero, no sé cómo fue ratificado en su cargo de gerente”, anotó.

 

¿Convenio comprado?

“En diciembre de 2018 el gerente me informa que se iba a firmar un convenio con el municipio de Aipe y que para poder dejarle ese convenio al hospital debía cumplir unos compromisos: debía darle a la Secretaria de Salud diez millones de pesos porque ella en el mes de enero se retiraba y ese era como el agradecimiento por ayudarle a sacar ese convenio. Igualmente al Tesorero para que desembolsara oportunamente esos recursos, para el diez millones y para el Alcalde otros diez millones de pesos”, afirmó.

“De esto no me consta nada”, aclaró. Simplemente él me decía que tenía que hacer eso. Le dije que no estaba de acuerdo, que era difícil que se pudiera legalizar en quince días. Sin embargo, independientemente se firmó el convenio.

“Efectivamente se ejecutó ese convenio, se legalizó como en ocho días y se ejecutó”. No dio más detalles.

“En todos los contratos de prestación de servicios yo era el interventor, el supervisor de esos contratos, porque si no lo hacía el  puesto mío corría peligro”.

“Luego me dijo que le colaborara al candidato de Aipe, amigo de él, me dijo que le colaborara para realizar una encuesta a nivel veredal. Efectivamente me pasó la plata y yo se la di al candidato.

 

Auto giros

Como lo suponían los organismos de control, especialmente la Procuraduría Provincial de Neiva, los sobresueldos, no solo eran injustificados, sino que eran avalados por el propio gerente Charry Covaleda.

“En el caso particular, cuando salía la nómina él me decía que girara un cheque y el cheque de él, que lo cambiara y que le entregara la plata y cuando llegara la nómina normal hiciera el pago en Coopeaipe y que me pagara un poquito más, así lo hice”, confirmó Macías.

“Si miran los cheques que se giraron en el 2018 están diligenciados con puño y letra del gerente, tanto el cheque de él como el cheque mío. Automáticamente iba y cambiaba esos cheques. Por eso es que aparecen varios cheques a nombre de Jorge Alonso Charry Covaleda y yo los estoy cobrando”, afirmó.  Tampoco aportó más detalles.

El destape

El escándalo como lo documentó LA NACIÓN se destapó a mediados de enero de 2019, hace dos años. Ese día, el subgerente Edilberto Macías fue citado con urgencia a un comité de gerencia para que explicara las anomalías que detectó la contadora. La reunión duró 48 minutos. Macías recordó los alcances de la reunión.

“El 16 de enero de 2019 la contadora, inexplicablemente, se da cuenta de estas notas contables y me dice que hay que hacer una reunión. No tengo inconveniente, le dije. Le comento al gerente y él me dice que hable con ella y le diga que todo, todo es culpa mía, que yo soy el culpable de todo, que no lo vaya a meter a él en nada, que eso queda ahí todo, que no habrá investigación ni nada de eso y que sigamos trabajando normalmente”.

“Al día siguiente, a primera hora, cuando llego al hospital, nos reunimos con el Gerente, la contadora y Control Interno. Y de acuerdo con lo que él me dijo, respondí: ‘Si, yo tuve la culpa, asumo la responsabilidad’”, recordó.

“Anteriormente el gerente me había dicho que dijera que iba a devolver cien millones de pesos, que él se encargaba de hacer eso y devolver esa plata”, aclaró.

“Luego el gerente va a mi oficina y me da las gracias y me dice que no vaya a decir la verdad porque a mí me va mal, porque él tiene muchas influencias tanto en la rama judicial como en los entes de control y que tiene muchos amigos en los medios de comunicación, entonces que a mí me puede ir muy mal”.

La defraudación

Macías Villarraga admitió su responsabilidad, pero advirtió que el fraude es inferior al reportado por los organismos de control. Claro, no mencionó todos los años que fueron investigados. El fraude, según la Contraloría, ascendió a 1.620 millones de pesos.

“Dentro de mis cuentas los cheques girados y cambiados ascienden más o menos a unos 350 millones de pesos, no 530 millones como dice la investigación porque esos que figuran como pagos dobles de nómina es cuando se legalizaron esos cheques, siempre se hacían notas contables legalizando esos giros”.

“Los hacíamos como si las personas se les hubiese pagado pero efectivamente era legalizando esos cheques que se habían cobrado”.

“Acepto mi error cometido, le pido disculpas tanto a Dios, a mi familia que ha sido notablemente perjudicada, a la comunidad de Aipe, a la comunidad del hospital”.

“Me deje llevar por presiones que ejerció el gerente sobre mí, reitero que quiero colaborar para que se aclare todo esto, lo que más quiero es que esto se esclarezca y asumir la responsabilidad del caso”, aseguró Macías Villarraga.

 No son falsas

“Las firmas de los cheques son auténticas, no hay ninguna firma falsificada. Cuando se hacían transacciones de póliza yo preparaba el giro y el señor Gerente que tenía su propio token hacía su autorización.

“En el hospital no se podía realizar ningún pago, ninguna compra sin orden del gerente”, insistió.

“Yo no fui el ‘cerebro’, solo recibía órdenes, me dejé presionar”, afirmó. Con seguridad, esta primera versión, tendrá que ampliarla en el curso del juicio disciplinario que instruye con celeridad la procuradora Provincial de Neiva, Yulieth Cristina Cortés.

La Nación. 

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