Cielo y Germán, una familia “modelo” en un país corrupto

Vive Huila
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Las familias de los esposos Cielo González Villa y Germán Trujillo Manrique libran hace varios meses una pelea interna por establecer quién corrompió a quien, aunque todos sabemos que conformaron una sociedad para aprovecharse del Estado y la política.

Cielo apenas tuvo tiempo para venir al Huila y transar algunos apoyos para sus candidatos Julio César Triana y Rodrigo Lara Restrepo, mientras su marido le huía a la justicia, que lo buscaba por fraudes con la alimentación escolar en Santander.
Trujillo negociaba a través de sus abogados casa por cárcel, antes de entregarse como lo hizo ayer en Bucaramanga. La Fiscalía le imputa cargos “por los delitos de contrato sin cumplimiento de requisitos legales, peculado por apropiación, falsedad ideológica en documento público y falsedad ideológica en documento privado, todos en calidad de determinador”.
Si logra permanecer en su casa, tras devolver $2.300 millones (como en efecto lo hizo) estaríamos frente a una burla (otra) sin precedentes en esta justicia paquidérmica y sospechosa. Pero no creo que frente al país pueda levantarse semejante monumento al descaro.
¿Será capaz de prender el ventilador?
Como la justicia le exige a los bandidos que cuenten algo para aliviarles el castigo, el principio de oportunidad que pedirá Trujillo quizá lo haya obligado, ayer mismo, a cantar algunos secretos y a delatar a varios compinches.
Si la fiscalía se queda solamente en Santander, donde se cometieron los delitos en 2016, estarán ocultando las mayores andanzas delictivas de Trujillo con la alimentación escolar. Porque ha sido en el Huila, Caquetá y el surcolombiano donde sus empresas –creadas sucesivamente para evadir la ley- se fortalecieron.

Todos los gobiernos departamentales anteriores pactaron negocios con Germán Trujillo, a través de las sociedades que se inventaron para disfrazarlo. Y no eran asuntos ajenos a Cielo González alcaldesa o gobernadora, como tampoco desconocidos por el hoy gobernador Carlos Julio González Villa. Eran parte de acuerdos, canjes y transacciones políticas de “tú me das esto y yo te doy lo que sabemos”.
Mañana, en mi columna habitual de los jueves, seguiré con el tema, porque esta de los miércoles debe tener sal y dulce.
Un pomposo matrimonio
Uno sabe cuándo arranca Eduardo Rujana un discurso o perorata, pero no cuándo termina, por los exquisitos recovecos de anécdotas, episodios y buen humor que le impiden llegar a la meta, sin que el interlocutor se mortifique sino –todo lo contrario- que lo disfrute como un plato árabe preparado por Marianita, su esposa.
Por saberlo, Rujana empezó diciendo en el matrimonio de su hija Soad con Daniel Artunduaga que esta vez no sabía cómo empezar. Y a partir de ahí se escuchó una caja de música, como resulta ser siempre su florido parlamento.
Fue una ceremonia romántica y emotiva celebrada en Bogotá, elegante y llena de música. Una soprano en la iglesia y en el almuerzo un conjunto interpretando a Edith Piaf, Elvis Presley y Frank Sinatra, me contó Vicente Ortíz.
Después “baile ventiao” con una fenomenal orquesta capitalina. ¡Y que vivan los novios¡

Tomado de Artunduaga Noticias
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