A un año de la tragedia de Chapecoense ¿Quiénes tuvieron la culpa del accidente?

Vive Huila
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En menos de un mes el mundo sabrá cuáles fueron las fallas que llevaron a que un vuelo charter se estrellara en las montañas de Colombia con 77 futbolistas, directivos y periodistas a bordo. La Aeronáutica Civil revelará en diciembre el informe final de la investigación que dirigieron y en la que también participaron autoridades de Bolivia y Brasil.
A un año de la tragedia no hay ninguna persona condenada por el accidente, aunque sí varios investigados, todos ellos de nacionalidad boliviana y vinculados a la aerolínea, a la autoridad aeronáutica boliviana (Dgac) o a la administración de aeropuertos de Bolivia, Aasana.
Los primeros en ser detenidos fueron el gerente de Lamia y el director de la Dgac -equivalente en Bolivia a la Aerocivil colombiana- quienes además resultaron ser padre e hijo.
El hijo (Gustavo Vargas Villegas) dirigía la entidad que le entregó permisos a la empresa del padre (Gustavo Vargas Gamboa), pero a un año de la tragedia la justicia boliviana no ha concluido si hubo favorecimiento ilícito.
El capitán Edgar Chávez Balcazar, supervisor del sistema de vigilancia de la seguridad operacional de la División General Aeronáutica de Bolivia (Dgac), explicó que ese conflicto de intereses no había sido declarado. Vargas Villegas fue relevado del cargo junto con otros directivos y mandos medios. Además a Lamia se le canceló el permiso de operación.
“Aunque han dicho que hubo favorecimiento, nosotros creemos que no fue así. Los permisos de explotación se resuelven en 180 días y el de ellos se demoró 300 días”, dijo Chávez Balcazar.
Padre e hijo fueron capturados una semana después del accidente y estuvieron encarcelados seis meses. Al padre le dieron el beneficio de prisión domiciliaria en julio de este año mientras se sometía a tratamientos y cirugías médicas. Y al hijo, también en julio, un juez le revocó la detención intramural. Ambos continúan vinculados a la investigación.
El otro proceso se centra en la Aasana (autoridad de aeropuertos de Bolivia) pues su funcionaria Celia Castedo aprobó el plan de vuelo de Lamia que no cumplía con requisitos básicos como la declaración del número de pasajeros y el peso del avión, y tampoco contemplaba aspectos técnicos como una escala para reabastecer combustible y la definición de un segundo aeropuerto alterno para aterrizar en caso de que Rionegro tuviera problemas.
Castedo, hoy asilada en Brasil, le dijo a la Procuraduría del municipio de Chapecó que su función era hacer observaciones sobre las fallas, pero que la decisión de dar el permiso de vuelo era de la Dgac. Además aseguró -en un informe al que tuvo acceso EL COLOMBIANO- que el piloto y los funcionarios de Lamia fueron informados de las fallas en el plan pero decidieron no hacer ajustes.
La investigación del Ministerio Público en Chapecó puso en evidencia que Lamia cobró por los dos vuelos -Medellín - Chapecó y viceversa- 130 mil dólares de los que recibió 65 mil como adelanto.
Ese valor es menos de la mitad de lo que cobraba la aerolínea comercial Gol que cotizó el trayecto en 312 mil dólares.
Con el pago que Chapecó hizo a Lamia -comprobado por la Procuraduría- se reveló además un nuevo dato: el dinero fue consignado a la empresa Kite AJR Corporation, en una cuenta en Hong Kong. La empresa pertenece a Loredana Albacete, hija del exsenador venezolano Ricardo Albacete que ayudó a la creación de Lamia en Venezuela.
En 2016, el hoy empresario le dijo al diario español El Confidencial que era dueño de una flota de aviones que Lamia había tomado en alquiler, y aseguró que el accidente se pudo producir por la caída de un rayo.
La investigación en Chapecó concluyó que hubo posible prevaricato por parte de los responsables de la autorización del vuelo en Bolivia, y compulsó copias para que los tribunales brasileños tomen medidas.
Los culpables del accidente
Aunque aún no se conoce el informe final de la investigación aeronáutica, EL COLOMBIANO pudo conocer algunas de sus conclusiones.
Con la ayuda del Mayor (r) Julio Palacios, piloto retirado de la Fuerza Aérea Colombiana, experto en seguridad aeronáutica y ex investigador de accidentes aéreos, revisamos las conclusiones generales del informe.
Tras el análisis del documento, el mayor explicó que el accidente se puede calificar como “organizacional” porque fue producto de fallas de empresas y entidades, y de una “pobre cultura de seguridad aeronáutica en Bolivia”.
El mayor señaló los aspectos más críticos del informe:
1. Había problema de combustible porque el que tenían era igual al del vuelo y por reglamentación aeronáutica deberían tener reserva para llegar al aeropuerto alterno más lejano y estar 45 minutos más en el aire.
2. Aunque a la tripulación se le dijo que habría una escala para reabastecer en la ciudad de Cobija -a la mitad del trayecto- el piloto que también era gerente de Lamia decidió no incluirla en el plan de vuelo y no hacerla. “Probablemente por los costos que eso implica porque se pagan tasas aeroportuarias y hay que hacer un nuevo plan de vuelo”, dijo.
3. Hubo problemas de planeamiento: la escala no se incluyó, no se designó un segundo aeropuerto alterno y desde el principio fue claro que la autonomía de vuelo era igual a la distancia a recorrer.
4. El certificado de Lamia era ilegal, porque se entregó en una situación de conflicto de intereses y porque no se entregaron requisitos básicos como estados financieros.
5. No hubo controles de seguridad en las autoridades. “Hubo pobre supervisión de Aasana y Dgac”, agregó el Mayor.
6. El piloto no declaró la emergencia solo pidió prioridad cuando le quedaban menos de cinco minutos de gasolina, aún sabiendo que había condiciones climáticas difíciles y alto tráfico aéreo. “Tal vez lo hizo para evitar una investigación”, indicó el Mayor Palacios.
7. Poco conocimiento del piloto: el informe detalla que el avión fue encontrado con el tren de aterrizaje y los flaps -que se usan para frenar- desplegados. “El podría haber planeado 4 minutos más y aterrizar en Rionegro, eso ha pasado. Pero creo que tal vez se perdió y pensó que el VOR (radiofaro que se usa para ubicación y que está al lado de Cerro Gordo) era la pista”, añadió
Lo que no se sabe
Uno de los grandes misterios del vuelo es por qué la grabadora de voces de la cabina se apagó una hora y 40 minutos antes del accidente. “Eso no lo puede apagar el piloto desde la cabina pero sí un técnico. Si ellos querían esconder el problema de combustible, es posible que lo hayan hecho, pero eso está por establecer” dijo Palacios.




Tomado del Colombiano
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